- Tengo una cicatriz en la barbilla (o mentón) y un recuerdo inborrable que prueba que no es nada aconsejable correr sobre pisos recién encerados... me acuerdo como si hubiese sido ayer!
- Pensé haber aprendido, con mi papá, a no dejar una olla sobre el fuego, derritiendo una panela de papelón, y salir de la casa o acostarme a dormir. Hasta que el año pasado me despertó el olor del papelón quemado... que desastre!! No sólo el papelón se salió de la olla convertido en una lava marrón hirviente y se empegostó toda la cocina, sino que se endureció 3 segundos después de quitar la olla del fuego y pasé el resto del día esculpiendo el melao! Finalmente, salvé la olla y la cocina.
- Una mañana, muuuuy temprano, casi salgo sin pantalones de la casa. Por suerte me di cuenta a tiempo cuando fui a buscar las llaves del carro en el bolsillo. Es la herencia de un padre distraído.
- Varias veces me ha pasado lo de llegar a la taquilla del estacionamiento y darme cuenta que no tengo dinero, ni nada que dar. Por suerte, todas las veces, menos una, encontré algún billete o monedas debajo de algún asiento...
jueves, 23 de agosto de 2007
Aprendiendo a golpes
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4 comentarios:
jajajaja, como siempre, excelentes apuntes.. si estuvieramos más cerca se te pegaría mi risa
que lástima que no estamos más cerca entonces! ;)
excelente!!!!!
acabo de descubrir que la torpeza no es exclusiva de las mujeres!!!
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